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viernes, 12 de octubre de 2012

Mis aventuras de montar en avión

Este cartel fue lo primero que me encontré cuando entré al aeropuerto a coger el avión y realmente me hizo bastante gracia que diseñasen así una advertencia para los que intenten subir droga, aunque personalmente veo una locura intentar hacer eso cuando no te dejan pasar ni una simple botella de agua.

 Lo que te puedes encontrar en la aduana de un aeropuerto es increíble, estoy seguro que si te sientas un rato en la puerta de embarque de un aeropuerto puedes volver a tu casa con mas de un regalo.


Botellas de bebidas sin abrir, yogures, geles de baño, tijeras y llaveros multiusos son algunas de las cosas que yo he tenido el "placer" de ver como los desafortunados pasajeros tenían que tirar a un cubo de basura para poder pasar los controles. ¿Medidas demasiado estrictas? Realmente opino que no, pero un no a medias. Mas bien son objetos que por lógica no deberías de llevar a un avión como objetos punzantes pero otros como una botella de bebida sin abrir es pasarse un poco, dudo que en una botella de Coca Cola cerrada pueda esconderse nada peligroso.

Por suerte me dejaron pasar el bocadillo que tenía preparado para no morirme de hambre tras de 8 horas de viaje y de paso ahorrar algo de dinero porque el principal consejo que doy es que NUNCA compréis nada dentro del aeropuerto porque ponéis en riesgo vuestra cartera con los precios tan desorbitados que tienen, si acaso alguna revista que ya llevan un precio fijo.

Una vez dentro si tenéis un Smartphone con 3G perfecto, pero de no tenerlo os aburriréis hasta decir basta ya que desde que entras en el aeropuerto hasta que despega el avión hay perfectamente un mínimo de 40-45 minutos de espera y eso es si llegas justo a tiempo a la puerta de embarque, de no ser así prepárate para una interminable espiral de aburrimiento y tiendas con precios de locura.

Una vez avisan del lugar donde despegará el avión debes dirigirte allí y a menos que tengas muchísima suerte estarás en medio de una cola de 200 personas que cuando suena por megafonía el lugar donde debes dirigirte, corren como si les fuesen a regalar el viaje por llegar el primero, por unos momentos me sentí como Simba en el momento de la estampida.

Una vez estas en tu cola empieza la revisión de equipaje por el personal de tu compañía de vuelos, en mi caso una compañía low-cost llamada Ryanair (si, me gusta vivir al limite y volar en avión de papel) y allí también he visto como mucha gente tenia que pagar 50 euros por exceso de equipaje, a veces injustamente y otras porque la gente cuando compran el billete y leen las condiciones de llevar equipaje en su mente hay una cobaya gritando iiiiiii iiiiiii.

Después de que revisen uno a uno todos los equipajes y haber cabreado al 50% de los pasajeros cobrándoles dinero extra o haciendo que deban tirar objetos personajes para poder subir a bordo llega la hora de entrar en el avión y de nuevo comienza otra lucha para ver quien se sienta en un asiento con ventanilla.

En mi caso siempre escojo ventana del avión porque si se estrella un avión de una calidad tan pésima como los de Ryanair ahí no se salva nadie y ya que voy a palmarla al menos quiero entrar al otro barrio con unas buenas vistas (y si no se estrella puedo echar algunas fotos, ¡todo son ventajas!)

Una vez despega al ser low-cost se llevan todo el trayecto molestando a los pasajeros anunciando comida, bebida, periódicos (revista Sálvame incluida), perfumes, tabaco sin humo, merchandising etc. Vamos, que el 50% del peso del avión creo que debe estar formado por bultos para vender, seguro que por eso tienen tantos problemas con el combustible.

 Bueno, me despido con unas buenas vistas que pude capturar con mi teléfono móvil y que posiblemente sean la recompensa a tanto lío para viajar.

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