viernes, 12 de noviembre de 2010
La Revolución Francesa
Este hecho histórico nos enseña que para cambiar el mundo hace falta la rueda de cabezas. No hay ideales que valgan cuando el ser humano está hambriento y con sed de venganza. Lo peor de todo es que este hecho se repetirá una y otra vez en los siglos venideros cada vez que se desee cambiar el mundo, ya sea para hacer un mundo mejor o para someterlo.
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